domingo, 17 de marzo de 2024

LA CRUCIFIXIÓN


LA CRUCIFIXIÓN

Autor.- Andrea Mantegna.
Fecha de ejecución,- Andrea Mantegna realiza esta crucifixión entre el año 1457  y el año 1460
Técnica.- Témpera y Óleo sobre tabla.
Medida.- 76 x 96 cm.
Ciclo de la Pasión.- El Monte Calvario.
Momento de la Pasión.- Adrea Mantegna en esta obra nos recuerda el relato de la Crucifixión del Evangelio de Juan. María y Juan, junto a las mujeres, junto a la Cruz; los soldados jugándose la túnica de Jesús, tras ser despojado este de sus vestiduras; la lanza del soldado con la que enjugan la sed del Maestro, su Muerte y la lanza del soldado con el que su costado ha sido abierto, para confirmar su muerte.
Evangelio.- Juan 19, 23 - 37
Lugar donde se encuentra.- Museo del Louvre.
Localidad.- París.
País.- Francia.

TEXTO DEL EVANGELIO

    Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: 

    «No la rasguemos, sino echémosla a suerte, a ver a quién le toca». 

    Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: 

    «Mujer, ahí tienes a tu hijo». 

    Luego, dijo al discípulo: 

    «Ahí tienes a tu madre». 

    Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: 

    «Tengo sed».

    Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: 

    «Está cumplido». 

    E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».

Juan 19, 23 - 37


 

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